En el estudio se comparaban los tiempos de reacción de los conductores que tenían un resfriado o gripe y los compararon con los resultados de los que bebieron 4 pintas de cerveza. Las pruebas mostraron que el tiempo de reacción ante imprevistos fueron 36 milisegundos más lentos para los enfermos, mientras que los bebidos eran sólo 15 milisegundos más lentos.
Otros efectos interesantes que se asocian a los conductores resfriados o con gripe es su tendencia a conducir más cerca de otros vehículos y la total falta de atención vial durante los 2-3 segundos de cada estornudo.
La prueba se realizó sobre 50 personas durante tres meses con gravedad variable de sus enfermedades. Sorprendentemente, los resultados no parecen diferir con la gravedad del paciente. Alerta bajó un tercero con las personas enfermas. Para realizar los test se impidió la ingesta de medicamente específico por su sabidas alteraciones, tal y como se prescribe en los prospectos “se prohíbe conducir vehículos y maquinaria durante su ingesta”.
Lejos de ser una prueba científica irrefutable, estos resultados crean una nueva polémica y habrá que espera a los resultados de nuevos estudios.
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