viernes, 5 de abril de 2013

Ricardo, viudo de una motorista atropellada, describe el dolor y la rabia


En una carta publicada en El Periódico, Ricardo describe el dolor y la rabia por la actitud de los conductores, tras atropellar a su mujer en la ronda. Describe como los conductores huyeron sin atenderla.

Carta desgarradora de Ricardo

El lunes, los Mossos d'Esquadra hicieron público que han logrado identificar a los dos conductores: un hombre de 56 años de Llinars del Vallès (Vallès Oriental) y otro de 47 años de Sant Sadurní d'Anoia (Alt Penedès). Con esta información aún candente, el martes, a última hora de la noche, Ricardo escribió una desgarradora carta a EL PERIÓDICO, en parte desahogo de dolor, en parte declaración de amor a Mercè: "Soy Ricardo Rodríguez, el viudo de Mercè, mi amor durante 27 años y camino que me guía".

"No saber los detalles ni los responsables provoca vacío y ese vacío causa dolor", reflexiona Ricardo. El 15 de marzo, el día en el que no celebraron su aniversario, el dolor llegó a Ricardo a traición. Ajeno a lo sucedido, como cada mañana puso rumbo a su trabajo (es técnico electrónico en electromedicina) en bicicleta. A las 8.30 horas, lo llamó su hija. Alba lloraba y no podía dejar de hacerlo. Minutos antes, dos policías la habían despertado en la casa de la familia en Esplugues. Su madre, le dijeron en un principio, había sufrido un accidente. "Imaginé que era grave, pero no que estaba muerta, yo solo preguntaba adónde se la habían llevado", explica Alba. Ricardo, de vuelta a casa, se temía algo grave, pero nunca imaginó lo que le aguardaba en su hogar. "Los dos policías, mi hija llorando... Me desgarré".


Un primer plano de la imagen de Mercè, con gafas de sol, permanece congelado en la pantalla del televisor, y todo se detiene. "Ella está presente en todos mis actos", murmura Ricardo. Alba se deja abrazar y acaricia a Beanie, una perrita pequeña y blanca como una bolita de algodón. Ricardo se reincorporó al trabajo dos días después de la muerte de Mercè. Alba ha seguido asistiendo a sus clases. Estudia un grado superior de Educación infantil y quiere ir a la universidad para estudiar Educación primaria. "Tengo que seguir adelante y lo voy a hacer por mí, pero también porque sé que a mi madre le haría feliz", afirma.

El recuerdo de Mercè es omnipresente en el piso de Esplugues: cuadros de vivos colores pintados por ella decoran las paredes, cajitas de madera surgidas de sus manos adornan los muebles, sus manualidades --arcillas, pinturas-- continúan en su habitación... Mercè era una apasionada de las manualidades, que junto a una amiga exponía y vendía en ferias de artesanía. Son pequeñas pinceladas de ella misma que ahora forman un retrato en el que sigue siendo su hogar. "Espero haber sido capaz de aprender y absorber todo lo que me enseñó para ser como ella o lo más parecido a ella", dice Alba.

Leer carta completa en El Periodico


"La omisión del deber de socorro siempre nos ha parecido uno de los delitos más deleznables que se pueden cometer, y quien los cometen, los más ruines y cobardes de los seres humanos, si es que se les puede calificar de humanos.

El código penal recoge una pena para este tipo de individuos que en mi opinión personal, es ridícula, de 6 meses a 4 años de prisión. Si de verdad han pillado a los autores, confiamos en que les caiga todo el peso de la Ley."

AMM

1 comentario:

Toni Álvaro dijo...

Siento lo ocurrido, por Vd. y por su hija y si la justicia es justicia los dos ESCORIAS culpables del accidente de Merce, tendrían que cumplir una cadena perpetua, para compensarlo. No le devolverán la vida, pero la ESCORIA es castigada.