viernes, 4 de octubre de 2013

"Velocidad Preventiva" frente a "Velocidad Imprudente"



Aunque pueda parecer reiterativo a veces noticias como la detención de un conductor de motocicleta en Xilxes (Castellón) que circulaba a 210 km/h en un tramo de la N-340 con límite 100 km/h vuelve a poner sobre el tapete que no todos los motociclistas están concienciados del riesgo que el exceso de velocidad supone para su vida y para la de los demás.

Sin lugar a dudas la velocidad es un factor determinante a la hora de un accidente, el abuso de ésta suele llevar a situaciones incontrolables así se tenga una moto con la última tecnología (control de estabilidad, de tracción, o ABS de última generación) ninguna tecnología puede paliar la falta de cabeza del conductor, ni le librará de perder la salud o la propia vida. Las leyes de la física son las más indiscutibles de este mundo y una vez que hemos perdido el control de vehículo la velocidad es un factor determinante de la gravedad de las lesiones que padeceremos.

No siempre los límites de velocidad que muestran las señales de tráfico son los más seguros, aunque con buen tiempo y baja carga de tráfico la vía pueda invitar a superar los límites preestablecidos, lo más frecuente es que nos encontremos con la situación contraria. Vías en mal estado, con sobrecarga de tráfico y malas condiciones meteorológicas, que nos deben llevar a la prudencia y ajustar la velocidad incluso por debajo del límite máximo de la vía con tal de mantener las variables bajo nuestro control. Este factor de seguridad se denomina “velocidad preventiva” que es aquella que le permite al conductor tener el control de la situación, sin ralentizar el normal fluir del tráfico.

Cabría preguntarse por qué cuando entramos en un ascensor repleto de gente, apelando al civismo y las buenas formas saludamos y ocupamos nuestro espacio procurando no estorbar a los demás, en las carreteras no hacemos lo mismo. Cuanto más saturas de tráfico están o cuando nos encontramos con un "novat@", un vehículo de autoescuela o uno conducido por un anciano cuyos reflejos no están en su mejor momento, entonces es cuando salta a la palestra los "fitipaldi de dos y cuatro ruedas" que toman la carretera como su circuito de carreras particular.

En España tenemos la suerte de contar con magníficos circuitos en los que se puede disfrutar de la velocidad en entornos más seguros, utilicémoslos.

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