viernes, 28 de septiembre de 2012

EN RUTA CON COMODORO (Día 2)


La salida de Suiza ha sido agradable en cuánto a clima se refiere, las nubes y los claros dibujan sombras en los prados que se mueven ligeras....

Voy viajando hacia el norte y el tiempo va mejorando, al llegar a la frontera de Alemania luce el sol y todavía se dibujan nubes en el cielo, no hay prisa ¿para qué?, además la gasolina en Suiza esta a más de 1,85 euros y no quiero malgastarla y en el país germano también es cara.

Mi ritmo es de 110-120 km/h en algunos momentos, me pasan de vez en cuándo misiles camuflados de coches de lujo, a los que ni les importa la gasolina , ni los neumáticos, sino sólo llegar pronto a algún lugar para tener prisa por salir. Siempre pensando en lo que hemos hecho o en lo que vamos a hacer, en vez de pensar en lo que estamos haciendo, esto no es vivir, es ser un jodido esclavo del tiempo.

Llego temprano al Hotel, las tres de la tarde, he hecho varias paradas por el camino, pero la ruta era corta y rápida. El hotel es lo que parece, sin choques culturales ni mandangas de ningún tipo, es una doble casa de campo, de madera de abeto y las habitaciones son de paredes blancas con techos de madera y muebles de madera, no contrachapados, maciza.


Estoy al lado de la Selva Negra y la tranquilidad es enorme. Por la parte de atrás de la casa salen varias rutas para caminantes y cicloturistas. Además tengo suerte, pues el cocinero es bueno y se nota, aparte de la marabunta de diplomas y premios también es renombrado en las guías del país.


Hoy Sábado me tomo el resto de la tarde de relax, un paseo por los bosques de la selva negra oxigenan y quitan los restos de estrés que uno puede traer enganchados de las ciudades. A la vuelta me tomo una cerveza, calculo que de tres cuartos de litro ( medida de la casa) en la terraza sin hacer absolutamente nada hasta que comience el partido. Lamentablemente no se que me ocurre pero a las ocho y media me entra un hambre del demonio y tengo que poner a prueba las habilidades del chef y una de dos: o las tiene de sobras o yo tenía demasiada hambre. La cena es típicamente alemana, esto es con muchas salsas y salsas " con fundamento" como diría Arguiñano, aquí o engordo o me muero de una indigestión.


A las nueve menos cuarto comienza el partido Alemania-Portugal... y yo con un pedazo de plato en la mesa luchando para acabármelo, no se si os he dicho la medida de los teutones de ciudad, pero los de campo, les sacan bastante en cuánto a tamaño...y yo aquí con sesenta kilitos.

La sala debe de tener unos siete metros por cuatro, pero los cuatro son de pantalla, menudo equipo tienen y en HD, así que el partido se ve de cine....sigo luchando con el plato, un teutón me mira, mira el plato, hace un comentario a otros cuatro y se ríen ruidosamente. Este tipo me ha picado, aunque se me raje el estómago me voy a acabar el pedazo de plato, hay que dejar el pabellón bien alto y lo que tengo de canijo lo tengo de "agujereao".

Alemania domina con claridad pero el 0-0 no se mueve del marcador. Es el minuto cuarenta y me he acabado el bandejón, creo que tengo un pulmón tocado y el hígado y el bazo comprimidos, le pego una mirada inquisitoria a alemán como diciendo ¿ y ahora que, eh?... y me lo dijo en alemán pero lo entendí perfectamente: falta el postre.

Pedazo de copa de helado con fresas y nata que me puso la mujer, y el teutón con la sonrisilla..Pues a hacer de tripas corazón y con los ojos a punto de salirse de las órbitas, el pulmón tocado y el hígado y el bazo comprimidos logre hacer sitio sacrificando el otro pulmón y los riñones...pero me la acabo, nos miramos y me pregunta, ¿kafé? , lo mando al carajo con un aspaviento y el cachondeo en la sala se dispara, por si fuera poco Alemania acaba de marcar. Ya nos hemos hecho amigos ¿no decían que eran gente fría?

Domingo

Me he despertado a las seis de la mañana y me he vuelto a perrear en la cama hasta las ocho, es increíble lo bien que se esta en estos catres con el nórdico de plumas, aunque este es un poco caluroso, tuve que abrir la ventana y estábamos a unos buenos doce grados.

Hoy toca visitas y ruta por los alrededores, Gengenbach, Offenburg, Triberg y sus relojes de cuco y las encantadoras carreteritas y paisajes de la selva negra. Primer destino Gengenbach. Es con diferencia el pueblo más bonito de la selva negra, llamada así, según creo, por los romanos.

Plaza del centro del pueblo.
Quince minutos de carretera y llego a la entrada del pueblo,estaciono en un parking habilitado para ello; por un euro tengo para tres horas, más que suficiente. Me saco una foto a mi mismo con el careto cuarentón y el pitillo liado en la boca, últimamente le he encontrado el gusto a fumar como los abuelos.No es sólo fumar, es la parsimonia, el seguir los pasos lentamente hasta que te fabricas el premio y mientras te concentras, puedes ver las caras de los lugareños con gestos inquisitorios y piensas: no, no es lo que parece...me la estoy follando.

Por suerte he decidido salir temprano del hotel y llegar cuándo el pueblo despertaba, eso me permitió sacar unas fotos más o menos decentes y digo suerte , por que al poco tiempo comenzaron a llegar hordas de autocares llenos de turistas de la tercera edad y el pueblo encantado se torno un mercado medieval, el silencio que reinaba hasta esos momentos se transformo en bullicio descontrolado y flashes molestos.

Gengenbach, es encantador, un paisaje de cuento que ha servido como telón de fondo para películas como Charly y la fábrica de chocolate o a un gran número de pintores.El centro del pueblo invita a la contemplación pausada de los detalles de las casas y de los mil y un detalles que se esconden del observador, pero que una observación minuciosa van apareciendo como por arte de magia. Con once mil habitantes cuenta con todos los servicios.

Veo un café de Internet a la salida de la puerta dos y me meto en el, el tipo no entiende ni una palabra de inglés, no hay problema, nos entendemos igualmente.Necesito hacer una reserva de hotel, pues llevo dos días sin Internet y por estos lares hay muchísima gente de vacaciones. Consigo un hotel en Innsbruck,Austria. Me quedare un par de noches.

Al salir el sol calienta de lo lindo, me reconforta el sentarme unos minutos viendo el panorama. Me han sacado unas cuántas fotos.Supongo que vestido con indumentaria de moto y camisa naranja doy un poco el cante para los abuelos que visitan el lugar...¿Se creerán que soy algo típico?

No me lo pienso demasiado, tengo mucho que ver y esta zona esta desando enseñármelo  el camino me lleva a Triberg para ver el reloj de cucu más grande del mundo y las cascadas.


La ruta transcurre por carreteras comarcales de la zona y algún trozo de algo parecido a una nacional de las de España; el paisaje invita a disfrutar: rural, con grandes manchas de bosque. Se va tornando más salvaje conforme me acerco a Triberg. Los prados dejan sitio al bosque cerrado y opresivo de la selva negra, la carretera se oscurece, se vuelve húmeda y la vegetación se cierra dejando sólo un pasillo de negrura que llamamos camino.


Las nubes provocadas por la transpiración del bosque crean una neblina refrescante en medio de las paredes de vegetación y abetos espigados.


Me paro a ver el reloj de cuco más grande del mundo. Hay un miniparque dedicado a lo que es tradición en esta zona: la fabricación de relojes de cuco. La tiendecita que los vende tiene un amplísimo catálogo que parte de los treinta euros hasta mas de tres mil. Como es de suponer estos últimos son auténticas obras de arte en la talla de la madera y en las filigranas que desarrollan sus maquinarias.


Continúo rumbo a las cascadas, comienzan a caer gotas y empiezo a tener hambre. El tramo es muy rápido y llego en pocos minutos a la entrada al parque que las alberga, también hay un garito de comida donde sirven salchichas tradicionales de la región, un par de ellas me daran la fuerza necesaria para afrontar las duras cuestas con las que cuenta este parque.

Las cascadas son realmente una continuación de varias de ellas que caen en pendiente por la montaña salvando un desnivel de algo más de 150 metros a lo largo del río Gutach. Son al parecer las más famosas de Alemania, pero no tengo claro que las cascadas sean el objetivo de este parque sino más bién la totalidad del mismo. los empinados senderos nos adentran en la espesa y húmeda masa forestal donde la flora explota y la fauna de la región se comienza a ver. Debe ser realmente hermoso el paisaje en invierno cuándo las iluminan por la noche para la fiesta de las luces, a partir del 25 de Diciembre.

Se me hace tarde y regreso a mi aldea de la selva negra, a tomarme una cervecita de las flojitas y prepararme para la cena del chef, por que después de lo vivido la noche anterior, necesito concienciación para atacar sus platos y no dejarme la salud en el intento.

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