En Holanda, un país de reducido territorio y altos precios de los carburantes, los vehículos eléctricos están teniendo un cierto éxito. Recientemente conocíamos que una empresa iba a colocar una red de 200 puntos de recarga eléctrica a lo largo del país de tal modo que ningún vehículo tenga que recorrer más de 60 km entre ellos.
Pues bien, ahora conocemos que a los distribuidores de carburantes no les ha gustado nada la medida y han denunciado al estado holandés para impedir que entren nuevas empresas en el mercado. Siguiendo su propio interés monopolístico, las empresas distribuidoras de carburantes quieren quedarse también con la parte del león del negocio de la recarga.
Según los representantes de dichas empresas, la instalación de nuevas estaciones supone una "competencia desleal", ya que no deben pagar los impuestos ni afrontar los elevados costes (burocráticos y de seguridad) que supone la puesta en marcha de una gasolinera. Además reprochan que el gobierno está cediendo gratuitamente el espacio para las nuevas instalaciones.
Al parecer a los empresarios de gasolineras lo que les preocupa es la pérdida de clientes en sus tiendas, y no tanto las bajada de ventas en las gasolinas. Sin embargo, desde el gobierno se les recuerda que tuvieron en su mano implementar esta nueva tecnología en sus instalaciones y que no lo hicieron en su momento, lo que les hubiera ahorrado la competencia.
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